viernes, 2 de febrero de 2007

las palabras me matan
palabras que matan mi voz
tu palabra mató mi voz
las palabras matan la voz.

poemas muertos yacen a mi lado
mi voz les niega epitafios
descubro silencios vacios
visité a la anciana en su casa
los años habían sido crueles con ella
pero la piedad
es una virtud
que el tiempo no cultiva
sobre todo con algunos seres
tal vez con aquellos
que alguna vez la desafiaron
ella está envejecida
como Lotte Lenya, en un poema
apenas recordado
el cabello blanco y rebelde
como en sus mejores años, allá por los ´60
el cigarrillo desafiando su eterno asma
sus ojos oscuros, pero envejecidos, mirando lejos
tal vez ese extraño jardín
donde supo tomar el té
con la muerte, la niña, la muñeca
bebemos ginebra y fumamos.
me preguntó sobre el mundo
le cuento lo poco que hay para ver
que nada se pierde de vivir
amontonados aqui y allá cuadernos, con señaladores
cajas y más cajas con papeles
una pizarra con frases escritas y borradas tantas veces
sus dedos amarillentos
apagan y encienden el enésimo cigarrillo...

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