lunes, 15 de noviembre de 2010

2:55

las palabras demoran en salir de su escondite
la mente no puede liberarlas
porque no encuentra la manera de mostrarles el camino.

desde mi lugar escucho los autos
mientras atraviesan el acceso
ignorantes de las almas solas que sobreviven.

mis manos un poco entumecidas
desenriedan palabras en la pantalla que titila
mientras el humo del café hace rato me abandonó.

trato de mantener los ojos abiertos
el mayor tiempo posible
para no perderme nada del mundo,
digo, los ojos del alma...
pero aún así, las cosas suceden a mi alrededor
y nada puedo hacer...
arena entre los dedos, aliento que sale de mis pulmones
voces aleteando entre los árboles...

de pronto esas voces
amanecen en mi ventana
despertando posiblemente al sol
tal vez arrullando el sueño de la luna...

los dígitos que marcan la huída del tiempo
siguen su camino eterno
yendo a ninguna parte, sin apuro, sin pausa.

es la hora donde la única voz que oigo
es la voz de la verdad
la única que puedo oir sin mayor esfuerzo
porque proviene de alguna parte dentro mío.

realmente me gustaría conocer ese lugar
donde nacen esas palabras que van apareciendo
frente a mis incrédulos ojos,
y no me doy cuenta que somos todo una sola materia:
mis manos, mis ojos, mi voz, mis palabras
que no son mis palabras, porque también son de todos.

todos que también son otros
en otras noches, en otros amaneceres,
en otras manos, en otras voces y lenguas...

que también son mi voz mi lengua mi verbo y verdad última:
                                                                                          la palabra.