domingo, 17 de agosto de 2008

Arte poética

Entre tantos oficios ejerzo éste que no es mío,
como un amo implacable
me obliga a trabajar de día, de noche,
con dolor, con amor,
bajo la lluvia, en la catástrofe,
cuando se abren los brazos de la ternura o del alma,
cuando la enfermedad hunde las manos.
A este oficio me obligan los dolores ajenos,
las lágrimas, los pañuelos saludadores,
las promesas en medio del otoño o del fuego,
los besos del encuentro, los besos del adiós,
todo me obliga a trabajar con las palabras, con la sangre.
Nunca fui el dueño de mis cenizas, mis versos,
rostros oscuros los escriben como tirar contra la muerte.

Juan Gelman

Seguir la línea...

Seguir la línea discontínua
que va dibujando sueños
sobre este espacio.

No es mucho
pero es suficiente y difícil,
es necesario para mí
con eso basta.

Aquí estoy
buscando los contornos, las profundidades
de un sueño esquivo y escurridizo;
noche y día detrás suyo
siguiendo su sombra
tan sólo con un lápiz y algunas palabras.

Es un oficio duro
porque el alma está descubierta todo el tiempo
indefensa y vulnerable.

Lo peor es que nunca hay recompensas
(tal vez sea lo mejor)
entonces nunca sabemos
cuán solo estamos en realidad.

Pero aquí estoy
atento a mis voces secretas
las que saben dictarme
esto que estoy escribiendo
en este instante preciso.

Ellas no me han abandonado aún
cuando lo hagan
yo sabré que hacer.

poema triste

recuerdos desmembrados
aparecen en mi conciencia
una vez, mil veces
nadie responde
rostros desencajados
florecen en el extraño jardín
el gato maúlla indiferente
la lluvia se ha calmado
solo por un momento
se que luego volverá
miro lejos y no encuentro
ninguna respuesta
mi mente no encuentra el eco
que la calme, la apacigüe
el gato sonríe, me observa…


vomito esta mañana
los recuerdos de la noche anterior
nadie puede venir por mí
es triste estar solo
apelo a mis últimos recursos
resulta que no tengo más esperanzas
que mi propia sombra abandonada.


una sonrisa no alcanza para salvar el día
y varias sonrisas no hacen la diferencia
después de todo
pueden ser los últimos momentos del condenado
como poder descubrirlo
como poder saber si quien esta escribiendo
no es un pobre diablo más
haciendo fila para el horno.


alguien me dijo entre sueños:
“me llevo tus lágrimas, ya no vas a necesitarlas”
cuánta razón tenía.


ocultas bajo la almohada
guardo cada noche aquellas palabras
que al día siguiente voy a necesitar
algún poema las reclamará
alguna historia querrá usarlas
creo, mas no estoy seguro,
se meten en mis sueños, mientras duermo