miércoles, 19 de septiembre de 2007

...

yo también te abandono
y no tengo miedo a las
palabras
duras, necesarias
bajo despacio las escaleras
tus ojos, seguramente
clavadas en mi espalda preguntan
por qué?
mi espalda te responde en silencio

sin tiempo...

la piedra quieta
espera, nunca
está quieta
la piedra inmóvil
esperando la mano
que arroja y olvida

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perdida la inocencia
no me calma
nada el dolor
igual bajo
por escaleras
escondidas
hacia la calle de los recuerdos

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su vida fue restos dispersos
que la muerte
se encargó de aumentar
en sus últimos minutos
cuando el aire se le escapaba
de los pulmones
acaso por última vez